"Y ese otro póstumo sufrimiento: el de saber que un día olvidaremos. Qué pérdida de nosotros mismos, qué desperdicio, qué dilapidación. ¿Cómo empezar a vivir otra vez? ¿Y para qué? ¿Para que vuelva a repetirse la misma historia de la muerte? Creo que estoy amedrentado. Creo que estoy sellado y amedrentado. Cuánto olvidé, cuánto olvidé... Y también para olvidar tendríamos que olvidarnos de todo: de nosotros mismos incluso, delo que fuimos y cómo fuimos, de los libros leídos en común, de las canciones escuchadas... Tendríamos que empezar a imaginarnos de nuevo, a solas, el atardecer, el olor de los jazmines, el sabor de las fresas —como un anósmico, como un agéusico, como un ciego y un sordo—, la transparencia del topacio, la queja de los mirlos, la densidad de una cala o de una caracola, el ponderado tacto de los lirios... Todo a solas, todo, igual que un niño al que se le hubiese arrebatado lo más suyo, que es la esperanza. Comenzar a vivir, lo mismo que Lázaro, con la desfallecida experiencia de la muerte."

lunes, 23 de abril de 2012
Regla de Tres
Fragmentos:
"Y ese otro póstumo sufrimiento: el de saber que un día olvidaremos. Qué pérdida de nosotros mismos, qué desperdicio, qué dilapidación. ¿Cómo empezar a vivir otra vez? ¿Y para qué? ¿Para que vuelva a repetirse la misma historia de la muerte? Creo que estoy amedrentado. Creo que estoy sellado y amedrentado. Cuánto olvidé, cuánto olvidé... Y también para olvidar tendríamos que olvidarnos de todo: de nosotros mismos incluso, delo que fuimos y cómo fuimos, de los libros leídos en común, de las canciones escuchadas... Tendríamos que empezar a imaginarnos de nuevo, a solas, el atardecer, el olor de los jazmines, el sabor de las fresas —como un anósmico, como un agéusico, como un ciego y un sordo—, la transparencia del topacio, la queja de los mirlos, la densidad de una cala o de una caracola, el ponderado tacto de los lirios... Todo a solas, todo, igual que un niño al que se le hubiese arrebatado lo más suyo, que es la esperanza. Comenzar a vivir, lo mismo que Lázaro, con la desfallecida experiencia de la muerte."
"Y ese otro póstumo sufrimiento: el de saber que un día olvidaremos. Qué pérdida de nosotros mismos, qué desperdicio, qué dilapidación. ¿Cómo empezar a vivir otra vez? ¿Y para qué? ¿Para que vuelva a repetirse la misma historia de la muerte? Creo que estoy amedrentado. Creo que estoy sellado y amedrentado. Cuánto olvidé, cuánto olvidé... Y también para olvidar tendríamos que olvidarnos de todo: de nosotros mismos incluso, delo que fuimos y cómo fuimos, de los libros leídos en común, de las canciones escuchadas... Tendríamos que empezar a imaginarnos de nuevo, a solas, el atardecer, el olor de los jazmines, el sabor de las fresas —como un anósmico, como un agéusico, como un ciego y un sordo—, la transparencia del topacio, la queja de los mirlos, la densidad de una cala o de una caracola, el ponderado tacto de los lirios... Todo a solas, todo, igual que un niño al que se le hubiese arrebatado lo más suyo, que es la esperanza. Comenzar a vivir, lo mismo que Lázaro, con la desfallecida experiencia de la muerte."
jueves, 12 de abril de 2012
Caminaba a toda prisa iluminada por la emoción del concierto, las luces, la energía de todos cantando a una sola voz, un éxtasis rotundo corría por las venas!!..........Instantes después oscuridad, todos desaparecieron, quede sola en un lugar desconocido, en una pared colgado un teléfono blanco sonaba insistentemente, conteste, una voz casi familiar con tono frió y seco dijo cuatro palabras: su hermana a muerto.... desperte subitamente. segundos desps el telefono sono.
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