jueves, 13 de junio de 2013

Fragmentos Snuff - Chuck Palahniuk

...........Le pregunto si me va a envenenar.
—¿Es que no lo sabes? —dice Sheila—. Las personas traumati­zadas aman a otras personas traumatizadas.



Cianuro y azúcar. Veneno y antídoto. A lo mejor nos equilibramos entre nosotros.



Lo que más se parece a la sensación que produce el día de hoy es cuando te limpias de atrás hacia delante. Estás sentado en el retrete. No piensas y te manchas de mierda la parte de atrás de la piel colgante y arrugada de las pelotas. Y cuanto más tratas de limpiarlo, la piel se estira y todo se enguarra cada vez más. La fina capa de mierda se extiende por el pelo y muslos abajo. Esa es la sensación que produce un día como hoy.


¿A que no sabes qué?
Cassie conocía el nombre secreto de Marilyn, la persona que Marilyn soñaba con ser. No la rubia que hablaba como una niña y bamboleaba las caderas. Monroe soñaba con ser respetada, una intelectual como Arthur Miller, una actriz res­petada y seguidora del método Stanislavski. Un ser humano con dignidad. Esa era la persona en quien Monroe se conver­tía cuando viajaba sin maquillaje, sin la ropa de diseñadores que le prestaban los estudios de cine, con su famoso pelo re­cogido debajo de un pañuelo, escondida detrás de unas gafas de leer con montura de concha. Esa actriz poco llamativa, in­teligente y culta que se hacía llamar Zelda Zonk. Cuando re­servaba billetes de avión o se registraba en los hoteles. Zelda Zonk. La que leía libros. La que coleccionaba arte. La persona que Marilyn Monroe, la diosa rubia del sexo, soñaba con ser.

jueves, 6 de junio de 2013

Si fuera feliz
nunca escribiria.
Soy de esa gente que
no tiene que perder.
Como los hombres que viven
en las plazas
no temo que vean mi miseria.
La humillación es contagiosa:
no me apena.
Mi rencor es como un río.
Y mi moral es blanda.
Lloro siempre porque 
soy de agua.
Ojo conmigo.
Calibro mal el dolor.
— Sedevich Carina / Como segando un cariño oscuro (fragmento)